Fotografía: Michael Helms |
No
me avergüenza la desnudez de mi cuerpo
y
su dominio lo compartiría contigo entero.
Pero
desnudar mi mente… me avergonzaría,
allí
he acumulado secretos durante toda una vida,
y
tan amargos que es mejor mantenerlos ocultos,
como
preferiría que mantuvieras también los tuyos.
Una
mirada, un suspiro, una caricia, neurotrofina,
la
cópula loca, el delirio, pura naturaleza química,
para
comunicarse es mejor el beso profundo,
de
la boca o del vientre comulgarnos los flujos.
Sexo,
sin palabras, sin razones, sin recuerdos,
en
un presente común momentáneamente eterno.
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