El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


domingo, 6 de julio de 2014

EN EL SILENCIO DE UN SUEÑO (2014)


 
«Nunta cerbilor», Ivan Generalic


EN EL SILENCIO DE UN SUEÑO

 En lo profundo de un bosque,
en la penumbra de un claro,
como una lluvia de azogue
centellea un ciervo blanco.

Desde un anhelo secreto,
desde lo más hondo y noble,
centellea un ciervo blanco.

Mas, en la quietud de la noche,
en el silencio del sueño,
desaparece el encanto.

Sobre la espesura verde,
entre los frutos dorados,
como cristales de nieve
se desvanece el ciervo blanco.


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