Mar, en el esplendor del mediodía, te contemplo desde el umbral claroscuro del pinar y nace en mí una infinita nostalgia por un tiempo ignorado en la conciencia de la especie.
Te contemplo con los ojos cerrados mientras mi sangre fluye acompasada al vaivén de tus olas y mi cuerpo palpita al ritmo primordial que surge de la profundidad de tus aguas
Mientras mi carne se alimenta de luz solar y mi piel se reconoce en el barro perfumado y vegetal de tu ribera, oh mar, escucho tu canto sin palabras.
Tú guardas el secreto, mar azul profundo.
Mientras mi conciencia se disuelve en el perfil de tu horizonte, oh mar, escucho tu canto sin palabras.
Tú guardas el secreto, profundo mar azul.
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