Barral Editores, Barcelona, 1974. |
Elogio de un fracaso
Imaginé un título, Elogio del fracaso.
Imaginé que escribiría un libro en el que expondría los altos objetivos que
deseaba alcanzar en mi vida. Y, sin haber vivido, pretendía que ese libro también
incluyera el testimonio de mi fracaso heroico. Eran sueños pretenciosos de un
adolescente cargado de lecturas.
Hoy lo he recordado y se me ha ocurrido que,
aunque el libro nunca fue escrito, aquel título sería una buena inscripción
para grabar sobre mi tumba.
Así pues —he pensado—, en el fondo debo sentirme bastante satisfecho
de mi vida. No hubo heroicidades, pero quizá sí que al final estoy consiguiendo
una pequeña sabiduría, estoy aprehendiendo el placer de la existencia.
De repente, me han venido a la memoria los
epitafios vivaces —valga la paradoja— de Spoon River y por eso me he
decidido a concretar el mío: «Elogio de un fracaso, mereció la pena vivirlo».
No hay comentarios:
Publicar un comentario