El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


lunes, 2 de junio de 2014

CONTRA MI VOLUNTAD (2014)




Ahora ya no pretendo ni moldearme a dentelladas ni forjarme una identidad a sangre, fuego y martillo contra el yunque, ya no.

No más formas de artificio, desesperantes, espejismos destinados a disolverse tan pronto como el viento o la lluvia las ataquen, ya no.

No más desajustes, desarmonías y desequilibrios, ni aleaciones imposibles ni tañidos soñados de campanas de hielo y fuego, ya no.

Con todas mis cicatrices, erosiones, desgarraduras, marcas de roces, conflictos, colisiones… quebrado y en fragmentos, ya soy yo con casi plena naturalidad.


Mi identidad, como la de un árbol viejo, la han construido la lluvia y el tiempo, los flujos y los nexos, el humus y el viento, y casi toda contra mi voluntad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario