Si yo pudiera detener mi vida, detener ese tránsito obligado, esa marcha constante, este viaje sin posible retroceso, siempre hacia adelante...
Si pudiera apearme, la vida arrancaría llevándoselo todo hacia su destino y yo me sentaría mirando el tiempo inmóvil.
Descansaría una eternidad y cuando me sintiera en paz me encaminaría hacia el pasado deteniéndome en todas las esquinas, en todos los rincones, en todos los cruces recorridos...
Viajero por el tiempo, podría conocer todo lo que transitó en cada momento cuando mi vida se encontraba en otro lugar. ¡Qué riqueza de perspectivas!
Quizá supiera todos aquellos lo que pudo ser que en mi vida fueron estos lo que no ha sido.
y pasarte una eternidad vagando entre las mil rutas posibles para llegar a todos los puntos y, a la vez, a ninguno.
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