El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


miércoles, 13 de noviembre de 2013

INDEPENDENTISMOS (2013)



No hace falta ser independentista para sentir cada vez con mayor premura un gran deseo de romper con España. Resultan insoportables tantas cosas: una familia real a la que sólo le ha faltado un retratista goyesco para emular a sus antepasados​​, el espectáculo del gobierno esperpéntico del PP, una verdadera parada de payasos siniestros; la escasa calidad democrática de un parlamento constituido por personas ajenas a la voluntad popular, obedientes a las consignas de sus jefes; una clase dirigente en la que cada vez impera más la mediocridad y la falta de criterio ideológico...

Pero hablemos de Cataluña, donde no parece que las cosas vayan mucho mejor, porque mientras toda la atención la acapara el enfrentamiento entre secesionistas y unionistas —con espectáculos muy entretenidos del tipo El bueno, el feo y el malo como el que protagonizan Mas, Junqueras y Duran Lleida, o culebrones como La Camarga—, sufrimos el expolio de los servicios públicos esenciales y un recorte general de derechos laborales y salarios y pensiones.

La verdad, no sé si CiU lo ha hecho todo muy bien y acabará saliéndose con la suya... o si se les ha escapado el asunto de las manos y no tienen ni idea de cómo acabará reventando. Y es que, por no saber, nadie sabe si CiU quiere realmente la independencia, quizá ni ellos mismos, porque lo único que tienen claro es su voluntad de aplicar la doctrina neoliberal a costa de destruir el bienestar social y la calidad de vida de las clases populares.

A todo esto... ¿algún día se alcanzará la  independencia? Que la calle esté llena de manifestaciones multitudinarias a favor, no tiene por qué garantizar nada. Todo este fervor puede desvanecerse al primer tropiezo. Soy de los que vivimos en 1977 la Barcelona del mitin de la CNT en Montjuïc, con 150.000 asistentes, y las Jornadas Libertarias Internacionales, con 600.000 participantes, y sé perfectamente qué quedaba de toda aquella efervescencia tan sólo dos años después. Los entusiasmos son volátiles y en el momento actual, caracterizado por el individualismo exacerbado, la falta de compromiso afectivo y la fragilidad de los vínculos humanos, esta volatilidad resulta aún más intensa.

Quizá por eso, a pesar de que el independentismo obedece a argumentos históricos y culturales, últimamente hay quien lo defiende partiendo de motivos de racionalidad económica. El bolsillo es de las pocas cosas que aún fideliza en esta época postmoderna... siempre que no haya otro que pague mejor, claro.

En fin, volviendo al inicio, creo que, de todos modos, el independentismo irá haciendo camino sin necesidad de grandes argumentos, la estulticia y la ineptitud de los políticos españoles lo garantiza.

Y mientras vamos avanzando —hacia quién sabe dónde—, habrá que tener no obstante los ojos bien abiertos. Cuidado con la posibilidad del nacimiento de tendencias políticas identitarias del tipo «izquierdistas en el trabajo y derechistas en los valores», como la que en Francia protagoniza el movimiento E&R (Égalité et Réconciliation), desarrollado bajo la influencia intelectual de Alain de Benoist. Unas declaraciones que muy educadamente rozan la xenofobia por parte de un antiguo miembro de la izquierda independentista, candidato a la alcaldía de Terrassa el año 2011, nos indican —por si lo habíamos olvidado— hacia donde pueden derivar algunos nacionalistas: «Sabemos a estas alturas que la inmigración está motivada mayoritariamente por ambiciones materiales de no estricta necesidad, podríamos decir, más que por ninguna otra cosa. Pueden ser y son más pobres, pero esto no es motivo para emigrar. Se puede ser pobre y vivir dignamente. Y quedarte en tu país... ». Recuerda mucho el inicio de un viejo, triste y conocido discurso, ¿verdad?

Para concluir, quiero rememorar una imagen que me impresionó, la del señor Enric Mata, antiguo presidente de Unnim —acusado de malversación de fondos públicos, estafa y comportamiento fraudulento, y beneficiario de una pensión de cuatro millones de euros—, participando en un ensayo de la Via Catalana cap a la Independència en Matadepera el pasado 11 de septiembre. Ya veía yo que no era mi vía, me alegro de haber estado con los que rodeaban La Caixa y tienen claro quién es el enemigo. Ya lo he dicho antes, será preciso tener los ojos bien abiertos.

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