El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


miércoles, 27 de octubre de 2010

RETROSPECTIVA (1993)


Poema visual publicado en su versión "positiva"
en Poesía experimental - 93, Sedicions, Barcelona, 1993



sábado, 23 de octubre de 2010

TÚ, QUE BRILLASTE EN LA MAÑANA... (1984)


I


El tiempo fluye. Puedo asegurarlo. He observado minuciosamente instantes, vigilias y equinoccios... Y mi vida se desliza sobre él.
             
¿Ternura, sentimientos, ilusiones...? Roto casi todo vínculo, vivo para la consciencia.
Sólo la flaqueza del cuerpo me lacera. Más que por sus exigencias ¾porque sus placeres son también soledad¾, más me limita en cuanto por ellas me encadena a los demás, me obliga por pura materialidad a compartir el espacio con ellos y a soportar sus esperanzas, sus caprichos, sus devaneos. En parte, me impide ser para mí.
Así, para satisfacerlas, se hace precisa la venta de mi albedrío, la cesión de una parte de mi existencia. Pero esa transacción, que por naturaleza es abominable, ve mitigado su efecto por la rutina y por la indiferencia absoluta que siento hacia la simulación en la que participo. Impasible, ocupo unas horas en una función supuesta mediante la cual, sin poder precisar cómo, quizá contribuyo a engrandecer la confusión que me rodea.

Cuando concluye la jornada, me retiro a mi habitáculo, aquí, en el vértice más alto del edificio más elevado de la urbe. Cerca del límite. Entonces contemplo su paso, en las transfiguraciones de lo aparente.

II


Cuando me retiro a mi habitáculo, me recuesto frente a la ventana y veo.

Torreones de contornos borrosos se suceden hasta la línea indefinida del horizonte y en la calle una multitud de sombras se desplaza como el río cuyas turbias aguas nunca son iguales aunque siempre permanezca idéntico.

A veces, como si mi soledad fuese un vuelo inmóvil, las nubes se extienden bajo mis ojos. Entonces, en medio de ese océano celeste y blanco, tan sólo sobresale la atalaya donde tengo mi morada.
Ningún sonido turba el silencio. Parece como si las nubes mismas estuvieran hechas de tiempo.

III


Pasa  lentamente la tarde. Cuando obscurece, me tiendo sobre el lecho y aguardo la noche.
Coloco la palma de la mano izquierda sobre el torso y la diestra sobre los ojos. Aunque no duerma, cierro los párpados y permanezco así, inmóvil.
A ratos, me visita el pasado. Como si tuviese en las manos un libro que hablara de los otros que fui.

Ternura, sentimientos, ilusiones... Sí, al principio no fue fácil, pero con el tiempo todo se desvanece. Aunque no se desee. Sin esfuerzo.
Sí, es tan sencillo. Sin advertir cómo. Observas que ni siquiera podrías reconstruir cuál fue el proceso por el que se desmoronaron amores, amistades, vínculos y relaciones... Sueños. Sólo sabes que no los añoras, que no sufres por el extrañamiento. Como si todo eso no fuera más que un cuento para niños. Y tú... estás ya tan lejos.
Aun así, me visitan imágenes nítidas, como relámpagos persistentes, obsesivas. Surgidas de algún ámbito primigenio del pasado. Impresionándose una tras otra sobre el flujo de mi conciencia. Despertando una sensación próxima a la nostalgia.
Y si me pregunto por qué debo desestimarlas, me cuesta concretar argumentos, pues me rijo por razones tan antiguas que ya no puede justificar mi memoria.

La reflexión, el recuerdo, se diluyen en la inconsciencia del reposo cuando anochece.

A veces, por un instante, me desvela un sobresalto, como el vértigo de la caída. Y no quiero soñar, sólo dormir.

IV


Tal como me acosté, permanezco al llegar el alba. Tendido sobre el lecho, me despierto, con la palma izquierda sobre el corazón y la diestra cubriéndome el rostro. Con plena lucidez, examino los matices de lo gris en el paso de las penumbras. Simple mutación de la luz. Sin pensar en nada.
Cruzo después la habitación y miro por la ventana. Un viento frío recorre las calles desiertas. Siento como si sólo yo me encontrase despierto cuando el mundo entero está agonizando.
No frecuento las calles, pero todos los días ¾hoy mismo¾, tras contemplar esa visión siempre extraña, gusto de recorrer este laberinto de plantas, escaleras y corredores vacíos. De múltiples puertas cerradas.
Vagabundeo al azar. El viento arremolina hojas donde los hombres han intentado lo intangible y luego las dispersa.
Pero también hay rincones obscuros, de una quietud enfermiza, sin calma, donde se presiente la disolución y la nada.  

V


Creía conocer bien, pues, este vasto edificio y sin embargo hace un momento he advertido que aunque los elevadores finalizan su trayecto al llegar a mi planta, la escalera conduce aún a otra superior. Como en un sueño me encamino hacia ella.

La trampa está abierta. Penetro en un recinto circular. Frente a mí, de espaldas, la advierto asentada ante una amplia mesa. Por movimientos casi imperceptibles deduzco que escribe mientras sostiene su frente con cansancio.
Me acerco a ella, liviano, y espío su quehacer mirando tras de su hombro.
Escribe sobre un vasto libro de incontables páginas, con grafías que me resultan desconocidas. Levanta su rostro y mira.

Ahora lo veo todo. La sucesión de horizontes, la multiplicidad de espacios, actos y seres. Con una nítida turbulencia. Todo.
Y me veo de espaldas, inclinado sobre sus hombros, mientras escribe de forma incansable, en un recinto circular y abovedado, de paredes evanescentes. Allá, en la lejanía.
Bajo la mirada hacia el libro obscuro y compruebo que en él está descrito todo. Todo.

Sí. En él lo ha descrito todo. En él ha anotado todas las acciones, ha dibujado todos los rostros, ha trazado todos los paisajes, ha sugerido todos los sueños... Todo.
Y también advierto que gradualmente las líneas pasadas se difuminan y emborronan conforme se configura el presente.

Vuelvo sobre mis pasos.

VI


Me tiendo sobre el lecho. Coloco la palma de la mano izquierda sobre el corazón y la diestra sobre el rostro. Y aguardo.

Una sombra más intensa que la tiniebla.

viernes, 22 de octubre de 2010

VÍCTIMES I BOTXINS (2010)

¿Quantes vegades durant els darrers anys hem llegit expressions com aquestes: «Escriure poesia després d'Auschwitz és un acte de barbàrie», «Després d'Auschwitz es fa difícil de creure en Déu», «no hauria estat possible sense la raó il·lustrada» o «Resulta immoral equiparar qualsevol altra violència amb la del nazisme»?
Potser ja no és pot escriure poesia, ¿però no és cert que la subliteratura  estupefaent és una indústria cultural, preuada pel sistema, que produeix centenars de milers de nous títols a l’any? Potser ja no podem creure en Déu, ¿però podem dubtar de l’èxit dels qui prediquen a sang i foc la religió dels Diners? Potser la benvolent Il·lustració racionalista va ser una enganyifa, ¿però és millor la lògica salvatge del Mercat? Potser no hi ha cap violència comparable a la del genocidi del nazis, ¿però com qualificar llavors l’actual carrera cap a l’autodestrucció de la humanitat?
Bé, a mi en queda clar que és més fàcil centrar la mirada en una violència que s’aglutina al voltant d’una doctrina, un estat totalitari, una organització política unitària i jerarquitzada, i una personalitat dictatorial; que no resulta tan senzill  fixar la mirada en la violència del nostre món actual, caracteritzat per la difusió i l’emmascarament del poder: la sentim, la intuïm, la veiem clarament per un instant aplicada als dissidents, als estranys, als estrangers... i torna a esvair-se, a ser a tot arreu i enlloc alhora, a viure amagada rere l’etern retorn d’una roda de banalitats amb què ens distreuen els dies i ens maten el temps.
A vegades, de tant en tant, per tranquil·litzar les consciències dels que «saben», s’agita el drap vermell de l’Holocaust i així mentre els més preparats intel·lectualment cosifiquen els nazis, la resta pot gaudir de l’espectacle de la sanció moral i redimir-se de la temptació violenta i totalitària. D’això se’n diu catarsi. Però hom va assenyalar, fa temps, que potser els nazis d'Auschwitz ni eren sàdics ni eren bèsties, eren buròcrates i tècnics, gent capaç d’emocionar-se amb la música de Mozart i acaronar tendrament els seus fills... fora de la feina, clar.

René Magritte, «Decalcomania» (1966)

Avui, que vivim en una societat encara més tecnologitzada i burocratitzada que la que va produir Auschwitz, amb una aplicació més intensa de la propaganda, de la desinformació, dels mecanismes de control social, de la repressió... si no advertim el perill de les noves formes d’agressió contra la dignitat humana és perquè la violència de la plutocràcia es manifesta «democràticament», amb un totalitarisme de rostre amable, mentre que en aquell moment històric la violència del poder era dictatorial i es manifestava de forma barroera i simplista. Llavors la societat, esdevinguda massa sota el tutelatge de l’avantguarda del Partit, es dividia en víctimes i botxins; avui, moguts pels fils subtils del Mercat i modelats per la biopolítica, ens han convertit a tots tristos en titelles, víctimes i botxins alhora.

(Publicat a Terrassa Respon, 4, octubre de 2010;
i a Catalunya-Papers, Barcelona-Palma, 126, març de 2011)

martes, 19 de octubre de 2010

SECRETO (1999)





Poema objeto expuesto en Interolerti'99 - Festival Internacional de Poesía Experimental
y reproducido en Interolerti'99, Olerti Etxea, Zarautz, 2002
  
   

TERRORISME A PALESTINA (2009)


La història del terrorisme i la confrontació violenta entre pobles a Palestina és rica d'episodis i protagonistes. Per percebre-la objectivament, potser caldria conèixer a fons la seva realitat polièdrica, sense oblidar cap faceta. Una de les cares oblidades d'aquesta realitat és, per exemple, la del destí del comte Folke Bernadotte.


Perquè es vagin situant, començaré oferint-los un breu perfil d’aquest personatge malaurat i els exposaré quin va ser el «pecat» que el va condemnar a una mort violenta i a la desmemòria.

Bernadotte va néixer a Estocolm l'any 1895 i era membre de la família reial de Suècia. Entre 1943 i 1945, com a vicepresident de la Creu Roja sueca, va aconseguir que els nazis alliberessin uns 26.000 presos (presoners de guerra, presos polítics i minories ètniques, entre ells 1.600 jueus) en el context dels intents alemanys d'iniciar negociacions amb els aliats.

Un cop aquí ens podríem preguntar com va ser que Spielberg no es pensés en Bernadotte quan planejava produir la seva famosa La llista de Schlinder. Al capdavall, per la seva gestió humanitària, potser mereixia més un homenatge el comte suec, ja que Schlinder, fet i fet, era membre del Partit Nazi i si va salvar 1.200 jueus va ser perquè fossin mà d'obra submisa a la seva fàbrica.

Tornem al nostre personatge i deixem, de moment, aquesta pregunta a l'aire. El 1948, Bernadotte va ser designat per l'ONU mitjancer a la guerra declarada entre àrabs i israelians a Palestina després de la fi del mandat britànic l'any anterior i de la decisió de l'organització internacional de dividir el territori en dos estats.

Bernadotte va aconseguir una treva en el conflicte i el maig va fer una primera proposta de pau que defenia la conveniència d'un sol estat en el qual se sumessin totes dues nacions. Davant la impossibilitat que els contendents arribessin a un acord, el 16 de setembre va presentar a l'ONU una segona proposta que contemplava la creació de dos estats tal com desitjaven els israelians, però va tenir la idea desafortunada d'acompanyar-la d'un informe en el qual relatava la destrucció de pobles àrabs a mans dels terroristes sionistes i la situació desesperada d'uns 750.000 palestins desplaçats de les seves terres. Sembla que aquesta denúncia va ser el seu «pecat» i, com tothom qui s'atreveixi a enfrentar-se als sionistes, aviat va rebre el seu càstig.

El 17 de setembre, l'automòbil en què viatjaven Bernadotte i André Sérot, un observador de l'ONU, va ser interceptat per un jeep de l'exèrcit israelià en el qual viatjaven quatre homes. Un d'ells va descarregar les seves armes contra tots dos i els va matar a l'acte.





Folke Bernadotte, vicepresident de la Creu Roja sueca,
va aconseguir que els nazis alliberessin
uns 26.000 presos, entre ells 1.600 jueus

L'assassinat l'havia planejat el grup terrorista Lehi, també conegut com Stern, escindit de l'organització terrorista sionista Irgun, la qual consideraven poc combativa. El Lehi va ser desarticulat i diversos membres del grup van ser condemnats com a terroristes, però David Ben Gurion, el primer ministre israelià, els va indultar immediatament i van quedar en llibertat. No ens ha pas d'estranyar, ja que Ben Gurion, juntament amb Golda Meir, Levi Eshkol, Menajem Begin, Isaac Rabin, Isaac Shamir, Ariel Sharon, Shimon Peres i altres destacats «pares de la pàtria» israeliana, van ser dirigents de les organitzacions terroristes sionistes Irgun, Palmaj i Haganà.

¿Comprenen ara per què Spielberg no podia ni plantejar-se dedicar la seva pel·lícula a Bernadotte? El lobby sionista nord-americà no l'hi hauria perdonat.

Potser ara ja tenen una altra percepció sobre certs protagonistes del conflicte a Palestina. Els del bàndol que s'ha passat molts anys recordant Auschwitz encara que no vingués a tomb, repartint generosament acusacions d'antisemitisme contra qui s'atrevís a criticar-los, qualificant moltes vegades de terroristes les seves víctimes i defensant-se d'«agressors» com Bernadotte.

Sembla, doncs, que la defensa a ultrança de les «bondats» de l'estat d'Israel i de les dels seus pròcers sionistes tan sols es pot exercir des de la candidesa de l'ignorant o des d'algun interès ignominiós.

(Per cert, ¿saben que el pare de Rahm Israel Emanuel, cap del gabinet de Barack Obama i antic voluntari a l’exèrcit israelià, va ser un dels terroristes que van participar en l’«execució» de Bernadotte? Però què es pensaven? Què amb Obama anava a començar de veritat una nova era? No siguin tan innocents!)

(Publicat a Diari de Terrassa, 3 de febrer de 2009)


domingo, 17 de octubre de 2010

LA MATERNITAT D’ELNA (2010)

 

Vivim en un mon caracteritzat sovint per la generalització d’un individualisme exacerbat i la manca de valors assumits amb compromís i plena consciència. En aquest context, els exemples de solidaritat, sense interessos espuris, per pur amor al proïsme, ens sorprenen de tan inusuals com són.
Un d’aquests casos és el d’Elisabeth Eidenbenz, una mestra suïssa que, commoguda pel patiment del poble madrileny assetjat per l’exèrcit franquista, va arribar a Espanya el 1937 amb una expedició que portava aliments, roba i sabates per als infants promoguda per diverses organitzacions socials de Suïssa.
Després de completar aquesta missió, va decidir no retornar al seu país i restar aquí ajudant mares i nadons com a infermera durant dos anys difícils sota els bombardejos.
La retirada republicana la va portar al sud de França, acompanyant l’èxode d’aquells que es veien forçats a exiliar-se, i li va fer conèixer de ben a prop la duresa de la rebuda que es va donar als vençuts en els camps de concentració.
Si en aquests camps els adults malvivien sense cap condició sanitària, patint fred i fam i sotmesos a un tracte degradant, esperar que els nadons sobrevisquessin resultava impensable. Quan les mares eren a punt de parir eren traslladades a unes cavallerisses properes a Perpinyà i, una vegada havien infantat, eren retornades amb el seu nadó dins una capsa de cartró entre les filferrades. Pocs dels nadons superaven la setmana de vida.
Davant d’aquesta situació, Elisabeth Eidenbenz va aconseguir prou diners de la Creu Roja suïssa per restaurar una gran mansió abandonada a Elna, també prop de Perpinyà, i convertir-la en una maternitat a la qual naixerien uns sis-cents nadons, dues terceres parts fills i filles d’exiliats republicans i l’altra tercera part infants jueus i gitanos que ella feia passar per espanyols a fi de protegir-los de la Gestapo, però els nazis es van ensumar la maniobra i, finalment, van acabar detenint-la i clausurant les instal·lacions el 1944.

Elisabeth Eidenbenz amb un dels infants nascuts a Elna



Al cap de més de mig segle, dos veïns d’Elna van aconseguir localitzar Elisabeth i van promoure que l’Ajuntament de la vila instal·lés una placa d’homenatge. L’any 2002 l’estat israelià, assabentat de la seva activitat humanitària vers mares i infants d’ètnia jueva, amb la qual havia posat la seva pròpia vida en perill, també li va retre un homenatge i així el seu nom va començar a circular per internet. Poc després la historiadora catalana Assumpta Montellà va arribar a la conclusió que, sens dubte, es tractava de la mateixa persona de la qual parlaven amb admiració i agraïment moltes dones exiliades que havien estat mares a Elna o que hi havien nascut, i posar-se en contacte amb ella a Àustria on residia ja amb més de noranta anys. Fruit del seu intercanvi epistolar i de converses mantingudes durant algunes visites va ser el llibre «La maternitat d’Elna. Bressol dels exiliats» que va donar a conèixer la seva figura exemplar a Catalunya.
El que més ha sobtat les persones que l’han coneguda personalment és la serenitat i humilitat amb la qual jutja la seva gesta: «Em van cridar i vaig respondre. No m’ho vaig pensar gens. Va ser una gran sort poder fer allò que calia fer».
La història d’Elisabeth Eidenbenz i la Maternitat d’Elna, viscuda durant un dels episodis més tristos de la humanitat, és com una llàntia encesa que ens fa veure que la voluntat de ser dignes pot conferir una força que ens permeti enfrontar-nos als designis dels estats i «el mercat». Per això, podem compartir el sentiment d’un d’aquells nadons: «La mare em va donar la vida a la Maternitat d’Elna i Elisabeth Eidenbenz, la confiança en el gènere humà».

(Publicat a Diari de Terrassa, 21 de gener de 2010)

TERRA I LLUM (2004)





TERRA I LLUM
Boscúria de colors luminiscents. Un teixit atapeït de reflexos marrons, verds, ocres, daurats... aplegats en una única llum inexplicable. 
M’apropo amb passes alades a l’arbre, germà antic, que s’aixeca al mig de la clariana.
Tanco els ulls. Escolto la remor de la pluja tranquil·la i el retruny de la tempesta llunyana, a prop dels cims que tant enyoro.
Estenc la mà. Toco l’escorça, pell solcada pel temps. Amb fermesa. La ressonància mineral sorgida de les seves entranyes que  m’envolta I em penetra, no és, tal vegada, la música serena d’un ordre oblidat?
Tanco els ulls. Oloro el perfum de la ventada humida, la fragància de la forest fonda i feréstega, eixida de la terra que m’espera per sempre.
Retorno a la llar. Retorno a la falda de la meva mare, deessa silent i orba, que va saber-me descregut, fugitiu cap a la ciutat de cendra i grisalla. Em rep sense recança, amb tota la indulgència de qui sabia que, tard o d’hora, penedit, hauria de reintegrar-me al cor dels seus cercles immarcescibles.
Oh, deessa, senyora de tots els colors, de tots el sons i de tots els perfums, retorno al teu ventre fecund! Oh, mare, progenitora de tots nosaltres, bèsties, fongs i plantes, retorno al teu ventre ubèrrim!
Em dilueixo amb l’aigua cap a les arrels que gemeguen, cap a la foscor animada de la terra. Després, inevitablement, m’enlairaré per camins antics cap a les fulles maragdes, vers la llum. Esdevingut lenta sageta de saba blanca!

Versió d'un text publicat al díptic d'anunci de l'exposició 
Arbre de pluja, de Cristina Capella, 
Amics de les Arts i Joventuts Musicals, Terrassa, 2004


sábado, 16 de octubre de 2010

VOLVES DE CENDRA (2003)



ofrena trista
un cos encara tebi
natura morta
la terra espera
un paradís de glaç
pàtria nostra
habitar el miratge
no viure i viure
aigua terra aire
edat opaca
voldria ser una flor
llum esclat instant


viatger del temps
el meu passat
un torrent la memòria
mots a flor d’oblit
veus retrobades
escolto la meva sang
retorno a la llar
remors ancestrals
camí de memòria


poncella tendra
quan caurà el darrer pètal?
fruita marcida
on sou amagats?
on sou dies i nits d’amor?
dies i nits d’amor...


no et facis cap pregunta
tornes de tot
no has trobat res


ciutat deserta
carrerons foscos
la mort amatent vetlla
lluna llunyana
terra tèrbola
jardins sense tendresa
en un erm desolat
flors espectrals
fonda tenebra
melangia i tristesa
em cerca l’ombra
la vida passa
ser i no ser eterns
fills de les flames
volves de cendra


esclau del desig
vull ser lliure sempre més
mai més ser home
viatger solitari
desfer el camí
desaprendre el miratge
nuesa de l’ànima
darrer trajecte
sense paisatges


mots i poemes
pensaments i artificis
ombres: no res
viatger anònim
no cercar cap resposta
no anar enlloc
un descans merescut
la tendra molsa
la meva tomba


llenya foc flames
remeno les cendres       
guspires flames
flux amniòtic
rostre de boira espessa
m’obro i reneixo


(Publicat a Albert Novellon, 50 escultures, Terrassa, 2005)

HOMENATGE A GEORGE ORWELL (1984)












(Presentats al públic l'any 2009 a l'exposició «Ideofotogrames»,
al Piano Bar d'Amics de les Arts i Joventuts Musicals, compartint
l'espai amb «Asefru i Yiman» de Jordi Badiella, en el context
de les activitats de la Tercera Trobada de Poesia a Terrassa.)

jueves, 14 de octubre de 2010

MALA MEMORIA SELECTIVA EN TERRASSA - II (2005)





Mala memoria selectiva en Terrassa (2)

Gracias a Roig conocí a Antoni Marín, residente en Francia, y a través de este entré en contacto con su padre, Federico. Nacido en 1902 en Enguera, al iniciarse la revolución, coordinó los diferentes comités de las empresas textiles colectivizadas de Terrassa, estudió su capacidad productiva y sus necesidades de materia prima y se desplazó hasta Extremadura para garantizar el suministro de la lana y el aceite industrial precisos. Posteriormente presentó un proyecto de fusión de todas las empresas en una sola, la Industria Fabril Textil y Anexas Socializadas, que fue aprobado en una asamblea de comités.
Marín, como primer teniente de alcalde y responsable de obras públicas, consiguió para la ciudad el suministro de aguas del Llobregat que ha garantizado su abastecimiento hasta el presente. A finales de 1938 se incorporó a la antigua Columna Durruti.
Antoni Marín, su hijo, sigue aún empeñado en recuperar los archivos de la Comisión de Relaciones que permitirían conocer detalladamente muchos aspectos de la lucha de los libertarios egarenses durante el franquismo. El paradero actual de esos archivos (una veintena de carpetas, la mayoría de las cuales estaban repletas de documentos manuscritos) es un misterio: se remitieron desde Francia para ser guardados en Terrassa, pero parece ser que alguien que durante determinado periodo perteneció a la CNT decidió caprichosamente apropiarse de ellos. Como si no tuviéramos bastantes dificultades, hemos sufrido el expolio de quien se vanagloriaba de “tener la sangre rojinegra”.

Josep Prat i Closa, primero por la izquierda, en el Penal de Burgos, el año 1958, junto a otros presos libertarios y algunos de sus familiares. (El primero por la derecha es Juan Gómez Casas, que sería el primer secretario general de la CNT tras la dictadura.)
Por cierto, este Antoni Marín no tiene ningún parentesco con aquel otro que, en la inmediata postguerra, cayó en las garras de Matalonga, un destacado falangista local.
A ese otro Antonio Marín, Matalonga y sus secuaces le presentaron, atiborrado de laxantes, a los empresarios de Terrassa en la sede de la patronal, el Instituto Industrial, y ante ellos le propinaron una descomunal paliza que terminó como es de imaginar. Ese fue un espectáculo que, pese al rechazo de una minoría, se repitió impunemente hasta el fusilamiento del desdichado para el regocijo de la mayoría de esos “ciudadanos respetables” que colaboraban en la vejación con sus mofas y chirigotas.
Ese mismo grupo de falangistas es el que, en cierta ocasión, intentó prender fuego a la prisión de Terrassa, ya que el funcionario responsable no les entregaba toda la “chusma roja” encerrada —integrada especialmente por numerosas mujeres entre las que destacaba La Abuelita Cazorla— para proceder a darles un trato semejante al mencionado. Los guardianes tuvieran que patrullar toda la noche por los tejados, pistola en mano, para evitar ese crimen genocida.
* * *
Borrosos reflejos del pasado, recuerdos de recuerdos ajenos, esto es lo que os he expuesto hasta ahora. Ahora me arrepiento de no haber mostrado en su momento, distraído por los avatares de la vida cotidiana, más empeño en recopilar de manera sistemática todos los testimonios orales y documentales posibles para tenerlos a la disposición de quienes pudieran utilizarlos con mayor propiedad en el futuro.
¿Qué han aportado los historiadores “profesionales” y los vocacionales de Terrassa a la historia del movimiento obrero local? Escasas páginas. ¿Se han preocupado alguna vez de recopilar sistemáticamente documentos y testimonios de la historia local? En absoluto, véanse sino sus raquíticas y tendenciosas bibliografías. ¿Han procurado analizar los datos disponibles y ofrecer conclusiones rigurosas? Sus conclusiones han partido de la tradición oral de representantes de las organizaciones burguesas de centro izquierda y derecha moderada. Hemos sufrido, pues, una mala memoria selectiva que, salvo escasas excepciones, ha dado como frutos biografías anodinas, evocaciones romanticoides, enumeraciones de efemérides, erudiciones estériles o historias generales faltas de “la patita izquierdista” o, más concretamente “de la patita cenetista”.
Las personas a las que me he referido y muchas otras absolutamente anónimas, la organización que representaban y la clase social a la que pertenecían forman parte de la historia de la ciudad de Terrassa, pero como la historia la ha escrito casi siempre la clase dominante y, en ella, a los oprimidos solo se les reserva el menosprecio o el olvido (menosprecio y olvido en los que no han estado exentos de culpa muchos representantes de las opciones “oficiales” de izquierda), de momento es muy poco lo que podemos saber sobre este tema.
Dadas tanto la lógica reserva de los integrantes del movimiento libertario como la lejanía en el tiempo de muchas de las luchas sociales y laborales que protagonizaron, en estos momentos parece una tarea casi imposible la de reconstruir la formación y la evolución de sus idearios; conocer sus razonamientos, sus polémicas, sus estrategias; dilucidar el grado de consecución de sus objetivos o la incidencia concreta de su actividad en la estructura social de Terrassa; establecer su ubicación en el contexto general de las luchas de clase de la España del siglo XX…
Aunque sea casi imposible elaborar de manera amplia y profunda una historia social contemporánea constreñida a nuestro ámbito municipal, ¿se estará aún a tiempo de recuperar algo del testimonio de esa memoria perdida? Afortunadamente un grupo de historiadores locales (José Luis Lacueva, Manolo Márquez, Josep Palau y Lourdes Plans) se dispone a intentarlo por lo que respecta al periodo comprendido entre 1940 y 1979, y lo hacen con la firme voluntad de no excluir a ninguna de las fuerzas que contribuyeron a la resistencia contra el franquismo.
Primavera de 2005
(Publicado en Rojo y Negro, n. 178, mayo de 2005)

MALA MEMORIA SELECTIVA EN TERRASSA - I (2005)





La lectura de diversas obras de Eliseo Reclus, durante mi infancia, me predispuso a favor del sentimiento libertario y unos años más tarde, en la adolescencia, unas escasas referencias en revistas y algún testimonio oral llegado a mis oídos a través de algunos compañeros de escuela me hicieron descubrir con admiración la existencia del anarcosindicalismo y de sus abnegados militantes. Con estos antecedentes, a los que se sumó el fulgor de los diversos sesentayochos, no es de extrañar que, como tantos jóvenes de mi generación, me pusiera en contacto con las gentes de la CNT en Terrassa en cuanto averigué cómo localizarlos. 
Sin olvidar ni a Josep Prat ni a Santi Abad —ambos encarcelados en 1957 junto a otros compañeros y compañeras de Terrassa—, quien más me impresionó entre los veteranos fue Josep Padilla. Nació en Terrassa en el año 1909, en el seno de una familia muy pobre y analfabeta. Fue un hombre que siempre vivió con una gran sencillez, siguiendo los cánones del naturismo, y que se preocupó por alcanzar una buena formación cultural, destacando sobre todo en el juego del ajedrez.
 Padilla, según me refirieron otros militantes veteranos, había sido un gran organizador durante los años de la monarquía y de la república y un verdadero puntal durante los años de la dictadura franquista, tanto para la organización en el exilio como en el interior. Al iniciarse la guerra desempeñaba a la vez los cargos de secretario de la Federación Local y de la Federación Comarcal. Unos meses después marchó al frente, y se incorporó a la Columna Durruti.

Josep Padilla i Boloix, hacia finales de la década de los sesenta, jugando una partida en el Club d'Escacs Terrassa. La mesa tablero en la que juega es una de las que actualmente se encuentran en el café bar de Amics de les Arts i Joventuts Musicals.
En el exilio participó en la resistencia contra el nazismo, y en 1946 volvió clandestinamente a España para participar en la todavía intensa actividad sindical cenetista. Fue detenido en 1947 en Barcelona y condenado a veinte años de prisión, aunque consiguió la libertad en 1952. En 1957 fue encarcelado de nuevo, junto a los mencionados Prat, Abad y otros.
En 1976 fue elegido secretario del Comité Regional de la CNT de Catalunya, pero dimitió al ver su gestión imposibilitada por las luchas entre las diferentes facciones que intentaban controlar la organización. Militó en la Federación Local de Terrassa hasta su muerte, en 1980.
En la casa de Padilla, simpatizante de la línea «federiquista», conocí a Josep Roig, residente en Francia y militante en la tendencia Frente Libertario. Los dos mantenían una relación fraternal, pese a sus diferencias ideológicas.
Roig —con quien mantuve una gran amistad— era aún más reservado para sus cosas que Padilla, pero gracias a un testimonio ajeno me enteré que había sido uno de los militantes más arrojados de las Juventudes Libertarias de Terrassa y que durante la guerra se había destacado en los momentos más difíciles de la 26 División (anteriormente Columna Durruti). También descubrí que durante tres décadas había vivido bajo una identidad falsa, Antonio Millera, y que, gracias a ella, había realizado arriesgados viajes al interior. Una enorme cicatriz que le cruzaba el pecho era el recuerdo del tremendo bayonetazo que le propinó un soldado en una escaramuza entre una patrulla del ejército alemán y un grupo de combatientes antifascistas.
Gracias a Padilla también conocí a los tarrasenses Francesc Sabat y a Josep Marimon. Sabat, residente en Venezuela, fue uno de los impulsores de la Comisión de Relaciones y Solidaridad de Terrassa CNT, una entidad que desde 1945 mantuvo el contacto entre los afiliados de Terrassa dispersos por medio mundo; que daba apoyo económico a aquellos que lo necesitaban; y que jamás expulso o marginó a nadie por cuestiones ideológicas. Sabat fue el autor del libro Los anarcosindicalistas tarrasenses en el exilio (1979).
Marimon, que fue militante del POUM y también un activo afiliado cenetista, publicó en Francia el libroLes classes socials a Catalunya en el decurs de l’era industrial (1971), un estudio riguroso y accesible en el que analizaba el comportamiento de las clases sociales en Cataluña desde mediados del siglo XVIII hasta 1939. También participó, entre 1959 y 1968, en algunos de los numerosos certámenes de narrativa y ensayo en lengua catalana celebrados en el exilio, y fue galardonado en numerosas ocasiones.

Josep Marimon i Cairol, obrero e intelectual, hacia 1936, poco antes de convertirse en presidente de Amics de les Arts.
Sabat me puso en contacto con Joan Campà, que había ejercido como maestro racionalista en Terrassa, donde sus exalumnos le recuerdan aún con veneración. Campà, seguidor de las directrices pedagógicas impulsadas por Joan Puig Elias y Emilia Roca Cufí, estaba considerado como una autoridad pedagógica en Venezuela, país donde dirigía la prestigiosa revista Andiep y era consultado sistemáticamente por el Ministerio de Educación.
Padilla y Sabat también me refirieron algunos hechos relacionados con compañeros que ya eran mayores cuando ellos era jóvenes, como Martín Bruno, Valentí Noguera y Julián Abad, el Viejo o el Poca Roba, militantes hasta el último minuto de sus vidas. Marimon me habló de otros revolucionarios aún más antiguos, casi legendarios, gentes del siglo XIX, así como de su empeño infructuoso por encontrar la confirmación del paso de Bakunin por Terrassa.