El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


jueves, 14 de octubre de 2010

MALA MEMORIA SELECTIVA EN TERRASSA - II (2005)





Mala memoria selectiva en Terrassa (2)

Gracias a Roig conocí a Antoni Marín, residente en Francia, y a través de este entré en contacto con su padre, Federico. Nacido en 1902 en Enguera, al iniciarse la revolución, coordinó los diferentes comités de las empresas textiles colectivizadas de Terrassa, estudió su capacidad productiva y sus necesidades de materia prima y se desplazó hasta Extremadura para garantizar el suministro de la lana y el aceite industrial precisos. Posteriormente presentó un proyecto de fusión de todas las empresas en una sola, la Industria Fabril Textil y Anexas Socializadas, que fue aprobado en una asamblea de comités.
Marín, como primer teniente de alcalde y responsable de obras públicas, consiguió para la ciudad el suministro de aguas del Llobregat que ha garantizado su abastecimiento hasta el presente. A finales de 1938 se incorporó a la antigua Columna Durruti.
Antoni Marín, su hijo, sigue aún empeñado en recuperar los archivos de la Comisión de Relaciones que permitirían conocer detalladamente muchos aspectos de la lucha de los libertarios egarenses durante el franquismo. El paradero actual de esos archivos (una veintena de carpetas, la mayoría de las cuales estaban repletas de documentos manuscritos) es un misterio: se remitieron desde Francia para ser guardados en Terrassa, pero parece ser que alguien que durante determinado periodo perteneció a la CNT decidió caprichosamente apropiarse de ellos. Como si no tuviéramos bastantes dificultades, hemos sufrido el expolio de quien se vanagloriaba de “tener la sangre rojinegra”.

Josep Prat i Closa, primero por la izquierda, en el Penal de Burgos, el año 1958, junto a otros presos libertarios y algunos de sus familiares. (El primero por la derecha es Juan Gómez Casas, que sería el primer secretario general de la CNT tras la dictadura.)
Por cierto, este Antoni Marín no tiene ningún parentesco con aquel otro que, en la inmediata postguerra, cayó en las garras de Matalonga, un destacado falangista local.
A ese otro Antonio Marín, Matalonga y sus secuaces le presentaron, atiborrado de laxantes, a los empresarios de Terrassa en la sede de la patronal, el Instituto Industrial, y ante ellos le propinaron una descomunal paliza que terminó como es de imaginar. Ese fue un espectáculo que, pese al rechazo de una minoría, se repitió impunemente hasta el fusilamiento del desdichado para el regocijo de la mayoría de esos “ciudadanos respetables” que colaboraban en la vejación con sus mofas y chirigotas.
Ese mismo grupo de falangistas es el que, en cierta ocasión, intentó prender fuego a la prisión de Terrassa, ya que el funcionario responsable no les entregaba toda la “chusma roja” encerrada —integrada especialmente por numerosas mujeres entre las que destacaba La Abuelita Cazorla— para proceder a darles un trato semejante al mencionado. Los guardianes tuvieran que patrullar toda la noche por los tejados, pistola en mano, para evitar ese crimen genocida.
* * *
Borrosos reflejos del pasado, recuerdos de recuerdos ajenos, esto es lo que os he expuesto hasta ahora. Ahora me arrepiento de no haber mostrado en su momento, distraído por los avatares de la vida cotidiana, más empeño en recopilar de manera sistemática todos los testimonios orales y documentales posibles para tenerlos a la disposición de quienes pudieran utilizarlos con mayor propiedad en el futuro.
¿Qué han aportado los historiadores “profesionales” y los vocacionales de Terrassa a la historia del movimiento obrero local? Escasas páginas. ¿Se han preocupado alguna vez de recopilar sistemáticamente documentos y testimonios de la historia local? En absoluto, véanse sino sus raquíticas y tendenciosas bibliografías. ¿Han procurado analizar los datos disponibles y ofrecer conclusiones rigurosas? Sus conclusiones han partido de la tradición oral de representantes de las organizaciones burguesas de centro izquierda y derecha moderada. Hemos sufrido, pues, una mala memoria selectiva que, salvo escasas excepciones, ha dado como frutos biografías anodinas, evocaciones romanticoides, enumeraciones de efemérides, erudiciones estériles o historias generales faltas de “la patita izquierdista” o, más concretamente “de la patita cenetista”.
Las personas a las que me he referido y muchas otras absolutamente anónimas, la organización que representaban y la clase social a la que pertenecían forman parte de la historia de la ciudad de Terrassa, pero como la historia la ha escrito casi siempre la clase dominante y, en ella, a los oprimidos solo se les reserva el menosprecio o el olvido (menosprecio y olvido en los que no han estado exentos de culpa muchos representantes de las opciones “oficiales” de izquierda), de momento es muy poco lo que podemos saber sobre este tema.
Dadas tanto la lógica reserva de los integrantes del movimiento libertario como la lejanía en el tiempo de muchas de las luchas sociales y laborales que protagonizaron, en estos momentos parece una tarea casi imposible la de reconstruir la formación y la evolución de sus idearios; conocer sus razonamientos, sus polémicas, sus estrategias; dilucidar el grado de consecución de sus objetivos o la incidencia concreta de su actividad en la estructura social de Terrassa; establecer su ubicación en el contexto general de las luchas de clase de la España del siglo XX…
Aunque sea casi imposible elaborar de manera amplia y profunda una historia social contemporánea constreñida a nuestro ámbito municipal, ¿se estará aún a tiempo de recuperar algo del testimonio de esa memoria perdida? Afortunadamente un grupo de historiadores locales (José Luis Lacueva, Manolo Márquez, Josep Palau y Lourdes Plans) se dispone a intentarlo por lo que respecta al periodo comprendido entre 1940 y 1979, y lo hacen con la firme voluntad de no excluir a ninguna de las fuerzas que contribuyeron a la resistencia contra el franquismo.
Primavera de 2005
(Publicado en Rojo y Negro, n. 178, mayo de 2005)

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