El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


miércoles, 15 de enero de 2014

CANCIÓN DE LAS HORAS QUE PASAN (2000)


Thomas Cole - «El viaje de la vida: juventud»

Horas azules
que anticipan el alba.

¡Qué lindo ensueño,
el del muchacho!

Motivo de orgullo
su proyecto de lucha,
con tan noble ideario.


Horas azules
que anticipan el alba.

¡Qué lindo ensueño,
el del muchacho!

Las horas pasan.
Como granos de arena,
las horas pasan


Horas doradas
que anuncian el ocaso.

¡Cuántos recuerdos,
los del anciano!

Motivo de orgullo
tanta lid sin fortuna,
el heroico fracaso.


Horas doradas
que anuncian el ocaso.

¡Cuántos recuerdos,
los del anciano!

Las horas pasan.
Como granos de arena,
las horas pasan.

Thomas Cole - «El viaje de la vida: vejez»


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