El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


jueves, 13 de septiembre de 2012

MIENTRAS ESPERO QUE LLEGUE EL CREPÚSCULO (2012)





La bassa negra, fotografia de Jordi Gual.



Aunque allá, en las cimas, aún se oiga la llamada del viento,
cerca de mí el agua penumbrosa del estanque semeja muerta.

Ya no conoceré senderos sin nombre ni temblorosas auroras,
cerraré los ojos y me aquietaré para siempre sin percatarme.



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