El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


lunes, 30 de septiembre de 2013

FERVOR (2013)



Sartre, fotografiado por Antanas Sutkus

Fervor posee la bestia que avanza imperiosa y lúcida hacia un horizonte incierto, indiferente al abismo que en cualquier momento puede abrirse bajo sus pies, la bestia que se siente hermana tanto del árbol silencioso que late entre la obscuridad acuosa del subsuelo y la luz argentina de los vientos solares como de la roca que alberga los minerales puros que surgieron de la explosión matérica primordial.


Yo, la bestia, insignificante, pero irrepetible, única, avanzo por fervor, pese a la evidencia.

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