El capitalismo ha formulado su tipo ideal con la figura del hombre unidimensional. Conocemos su retrato: iletrado, inculto, codicioso, limitado, sometido a lo que manda la tribu, arrogante, seguro de sí mismo, dócil. Débil con los fuertes, fuerte con los débiles, simple, previsible, fanático de los deportes y los estadios, devoto del dinero y partidario de lo irracional, profeta especializado en banalidades, en ideas pequeñas, tonto, necio, narcisista, egocéntrico, gregario, consumista, consumidor de las mitologías del momento, amoral, sin memoria, racista, cínico, sexista, misógino, conservador, reaccionario, oportunista y con algunos rasgos de la manera de ser que define un fascismo ordinario. Constituye un socio ideal para cumplir su papel en el vasto teatro del mercado nacional, y luego mundial. Este es el sujeto cuyos méritos, valores y talento se alaban actualmente. (Michel Onfray)


jueves, 20 de enero de 2011

MEDITACIÓN POSTRERA (1982)


A la memoria de Cesc Aldea (1957-1982)


Yo arrebaté aquel árbol a la tierra y le otorgué función y forma nuevas. Ya sin vida, jamás azar alguno reunirá lo que ahora son despojos: fragmentos astillados que se esparcen, inermes, en la cresta de las olas.

Azul y negro, el mar, azul y blanco, bajo la helada luz de los astros.

Allí donde las olas son flagelo, imagino a los hoscos confinados. Unos, ensimismados, ponen todo su empeño en la quimera más estéril. Otros, mezquinos, saben y en silencio celebran el fracaso del que huía, como ellos prisionero. Pero a nadie condeno, pues ahora me subyuga la calma liviandad en que reposo.

Enmudezco… Jamás azar alguno volverá a concebir el cuerpo inerte en que ya mi conciencia se disipa.

Azul y negro, el mar, azul y blanco, bajo la helada luz de los astros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario